Este reportaje, publicado en la web de Muy Interesante, ha obtenido el primer Premio de Periodismo en Innovación y Sostenibilidad Agroalimentaria, organizado por EIT Food, en su segunda edición (noviembre de 2020).
A lo largo de las generaciones, la humanidad ha ido seleccionando las variedades de especies hortícolas mejor adaptadas a cada territorio. Hoy, esa herencia cultural está desapareciendo, pero existen diversas iniciativas para evitar que se pierda en el olvido. Estos son los guardianes de la diversidad de nuestros cultivos.
En una tarde de finales de junio, Alberto Ruiz se dedica a extraer laboriosamente la pulpa de varios tomates rosas, cultivados en su finca de Huesca, con el fin de obtener las semillas que utilizará al año siguiente. “Tomates rosas hay muchos, pero aquí cada uno tiene el de su casa. Yo llevo más de diez años trabajando con la misma variedad y haciendo una labor de selección, y el resultado se nota, de hecho el tomate rosa de Huesca es uno de los productos que más vendo”, nos explica este ingeniero de montes, socio de la cooperativa La Sazón, que gestiona una huerta de tres hectáreas en las proximidades de la capital oscense. “Somos cinco agricultores de la provincia que nos dedicamos a cultivar y vender hortalizas, verduras y algo de legumbre”, cuenta Alberto. “Nos unimos hace varios años porque nos dimos cuenta de que todos estábamos haciendo lo mismo, el típico modelo en el que una única persona lo hace todo: cultivar, vender cestas, repartir en restaurantes, ir a los mercados… y no dábamos abasto. Hemos comprobado que juntos funcionamos mejor: cada año hacemos una planificación según los productos que se le dan mejor a cada agricultor, o que están más adaptados al clima de su zona, y nos organizamos para gestionar las ventas”.
Muchas de las variedades que Alberto cultiva en su huerta son autóctonas de Huesca, una comarca con gran tradición hortícola. Tomate rosa, bisaltos, judía rastrojera, acelgas… “Parece que todas las acelgas son iguales, pero eso no es así. Tú te vas a cualquier vivero y te encuentras la acelga de penca estrecha, pero la de aquí de Huesca tiene la penca ancha y blanca. Están buenísimas y además aguantan más el frío que las otras”, nos explica el joven agricultor.
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Crédito foto: Banco de Germoplasma Hortícola. CITA-Aragón