Según un estudio publicado en la revista Nature Biotechnology, los doctorandos son más propensos que la población general a desarrollar ansiedad o depresión. ¿Qué está pasando? En Muy Interesante hablamos con Fernando Maestre, un investigador que tiene claros cuáles son los principales problemas del sistema científico y qué medidas pueden contribuir a hacerlo más humano.

Fernando Maestre es Investigador Distinguido en el Instituto Multidisciplinar para el Estudio del Medio ‘Ramon Margalef’ de la Universidad de Alicante. Está especializado en el estudio de ecosistemas de las zonas áridas y ha dirigido multitud de proyectos de investigación relacionados con esta temática. Sin embargo, hace poco publicó un artículo en la revista PLOS Computational Biology que no tiene directamente que ver con la ecología, y que acumula ya más de 90.000 descargas. Se titula ‘Ten simple rules towards healthier research labs’ (10 reglas sencillas para conseguir laboratorios de investigación más saludables). En él se hace eco de los problemas que genera la enorme presión productiva en el ámbito académico, e invita a aplicar unas sencillas normas con un objetivo claro: mejorar el ambiente laboral en los equipos de trabajo y primar la salud y el bienestar de las personas.

Respetar los periodos de vacaciones, dejar flexibilidad en el horario, ser comprensible con las circunstancias personales y laborales de cada miembro del equipo, dar las gracias o fomentar un ambiente más colaborativo son algunas pautas sencillas, pero eficaces, que Maestre aplica en su propio grupo y que demuestran que, además de hacerle la vida más fácil a los investigadores, también mejora la productividad de los mismos. Y es que la creatividad y los buenos resultados no surgen de científicos quemados.   

Hemos hablado con Maestre de algunos de estos grandes problemas que arrastra la carrera académica y de cuáles serían, según su punto de vista, las medidas que podrían ayudar a solucionarlos.

Muy Interesante: Una de las grandes dificultades en la carrera académica es la presión por publicar. Por mucho que los directores intenten que los miembros de su laboratorio se tomen tiempo libre o se vayan de vacaciones, mientras el sistema sea tan competitivo, los científicos se ven obligados a hacer jornadas maratonianas de trabajo. ¿Cuáles serían tus propuestas para lograr un sistema  más humano, qué criterios podrían introducirse además de las publicaciones?

Fernando Maestre: En un país como el nuestro esta es la pregunta del millón. Yo intento que los miembros de mi grupo estén lo más a gusto posible pero soy consciente de que el sistema presiona mucho. Siempre habrá gente que trabaje muchísimas horas con el ánimo de ser más productivo, y esas personas podrían tener más ventaja competitiva.

Lo primero, obviamente, es que hay que aumentar el número de plazas. La competencia extrema que tenemos es el resultado de la escasez de recursos. El número de plazas es tan bajo que para entrar en las de más baja categoría se exige un currículum desorbitado. No puede ser que, por ejemplo, para una beca Juan de la Cierva, que en teoría es para personas que acaban de terminar la tesis, se exijan siete u ocho publicaciones.

En segundo lugar, las plazas de la universidad tienen que ser realmente públicas y abiertas. Todos sabemos que esto muchas veces no es así, y muchos puestos ya llevan nombre y apellidos.

Otro gran problema es que en España se pone mucho énfasis en número de publicaciones, no en la calidad de las mismas, y esta es una de las principales cosas a cambiar. Nos convertimos en máquinas de hacer artículos, da igual que sean o no relevantes.

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