Hace más de 3.000 años, una violenta erupción volcánica se llevó por delante a los pobladores de Santorini, pero los restos de sus hogares nos revelan datos fascinantes sobre su vida cotidiana. En Muy Interesante viajamos en el tiempo para descubrir su historia.
Cuando te aproximas a Santorini (Grecia) desde el aire, lo que ves es un hermoso y apacible archipiélago cuya isla principal, con forma de media luna, aparece salpicada de casitas blancas que se asoman a los acantilados bañados por un mar en calma.
Pero lo cierto es que los habitantes de Santorini viven, en realidad, encima de uno de los centros volcánicos más activos del mar Egeo, bajo cuyas rocas oscuras y tierras secas se esconden los restos de un asentamiento que sucumbió, seguramente, bajo las cenizas expulsadas por el volcán Thera. Para recordar esta historia debemos remontarnos a la Edad de Bronce, una época de gran actividad mercantil en las islas del mar Egeo, e imaginar una ciudad próspera, muy relacionada con la civilización minoica de la vecina Creta. Sus habitantes ya empleaban tecnologías muy avanzadas: entre sus restos se han localizado aseos y sistemas de cañerías, y sus métodos de construcción eran relativamente resistentes a la actividad sísmica. De hecho, se piensa que la ciudad fue reconstruida varias veces tras los sucesivos terremotos. El último que vivieron sería, además, un aviso de lo que más tarde vendría: una violenta erupción del volcán Thera, más fuerte incluso que la del famoso Krakatoa, que tuvo lugar, aproximadamente, en el año 1615 a.d.C.
Sepultados bajo las cenizas y los restos de lava, los escombros del asentamiento –denominado Akrotiri por su cercanía con la población actual del mismo nombre- permanecieron ocultos durante siglos, concretamente hasta que en 1967 el arqueólogo Spyridon Marinatos comenzó las excavaciones y comprobó el excelente estado de preservación de los restos de la ciudad, donde se han encontrado vasijas, utensilios, muros enteros y, lo más importante, fragmentos de las pinturas murales que adornaban tanto los edificios públicos como privados.
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