El virus responsable de la COVID-19 puede llegar a permanecer varios días en determinados materiales. En Muy Interesante nos preguntamos hasta qué punto es posible infectarse al entrar en contacto con estas superficies, y preguntamos a los expertos sobre ello.
Unos meses después del estallido de la pandemia de COVID-19, cada vez parece más claro que la principal fuente de transmisión del virus causante de esta enfermedad es por vía aérea, pues viaja en pequeñas gotículas o aerosoles que emitimos al toser, estornudar o hablar fuerte. Además, para contagiarse es necesario estar expuesto a una suficiente cantidad de virus (lo que llamamos la carga vírica) y durante un cierto periodo de tiempo. Así, las mejores opciones para protegernos y proteger a quienes nos rodean serán evitar en la medida de lo posible los espacios cerrados, usar mascarilla, mantener la distancia física y, en caso de estar en interior, asegurar una adecuada ventilación para que se renueve el aire.
“De lo que tenemos una mayor evidencia es de que el SARS-CoV-2 se transmite principalmente por el aire, incluso cuando hay una contaminación a cierta distancia”, nos explica Jose María Lagarón, investigador del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos(IATA-CSIC) y miembro de la Plataforma Temática Interdisciplinar Salud Global/Global Health puesta en marcha por el CSIC para abordar los retos que plantea la epidemia del coronavirus desde el punto de vista de la ciencia.
Estudios sobre tiempos de permanencia del virus en superficies
A su vez, durante estos meses se han publicado numerosos artículos científicos que realizan estimaciones sobre la permanencia del virus SARS-CoV-2 en distintas superficies, y las autoridades sanitarias han emitido al respecto numerosas recomendaciones de higiene y desinfección para evitar los riesgos.
Si bien la transmisión por vía aérea es la más común, ¿es posible contagiarse si tocamos una superficie contaminada? “Para empezar, hay que tener en cuenta que la mayor parte de los estudios se han hecho en condiciones de laboratorio, es decir, con la humedad, la temperatura, el volumen de partículas que dispersas y todas las variables muy controladas”, nos explica Guillermo Quindós Andrés, catedrático de Microbiología Médica en la Universidad del País Vasco. “La realidad, cuando alguien que está infectado tose o estornuda, es muy diferente a esas condiciones irreales de laboratorio. En el exterior siempre habrá más posibilidad de que se deshidraten antes las partículas, y en ambientes interiores también hay mucha variabilidad: hay casas más húmedas, unas se ventilan más que otras… es muy variable”.
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