¿Estábamos preparados para entender el alcance de esta pandemia? ¿Qué lecciones aprenderemos para el futuro? ¿Cómo afecta el grado de cultura científica de un país a la respuesta social frente a la crisis del coronavirus? Hablamos de todo ello en esta entrevista publicada en Muy Interesante en pleno confinamiento.

“26 de marzo, jueves. Decimosegundo día del mundo c19. Predicción de salida: entre el 28 de abril y el 16 de mayo. ¿Cuánto vale hoy quedarse en casa? 18 días menos de confinamiento”.

Desde que comenzó el estado de alarma por la crisis del coronavirus, Santiago M. López escribe todos los días una crónica, llena de referencias históricas y basada en los datos de  la Universidad Johns Hopkins y el Financial Times, que envía por WhatsApp a sus contactos.

Santiago M. López es el director del Instituto de Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología de la Universidad de Salamanca y presidente de la Asociación Española de Historia Económica. Este investigador conoce muy bien el funcionamiento del sistema científico español desde sus orígenes y en esta entrevista hemos hablado con él de historia, de cultura científica, de organización política y de progresiones geométricas, todos ellos aspectos muy relevantes para comprender un poco mejor los factores que rodean esta situación insólita que estamos viviendo.

Viendo lo que está sucediendo en España no podemos dejar de mirar a otros países como Corea del Sur o Singapur, que parece que han logrado frenar a tiempo el incremento exponencial en las muertes causadas por el coronavirus. Desde el punto de vista social, ¿debemos pensar que es porque son sociedades menos individualistas y más acostumbradas a actuar pensando en lo colectivo, o puede haber más motivos?

Es cierto que hay una variable social que hace que en estas culturas se tenga una confianza en la comunidad mayor que la que tenemos en países occidentales. Esto pasa en Japón, algo en Hong Kong… pero no tanto en Corea del Sur, allí son más individualistas y se parecen a nosotros en ese sentido. Entiendo que esto puede haber influido, así como otros motivos históricos como la cercanía a periodos de dictadura, pero en mi opinión la clave aquí ha sido otra.

El aspecto más importante tiene que ver más bien con las experiencias previas. En países como Singapur y Hong Kong el anterior coronavirus (el SARS-CoV-1) tocó con cierta fuerza, y desde 2007 empezaron a hacer planes de contingencia. No es que en Europa no hubiera planes, pero ellos, al haberle visto “las orejas al lobo”, supusieron que si en algún momento surgía una crisis sanitaria en Asia podrían tener problemas serios.

Cuando se conoció que en Hubei había comenzado todo este tema de la nueva neumonía y no estaba muy claro qué pasaba, sus planes de contingencia se pusieron en marcha. Sabían que los lugares con altas densidades de comunicación física, como los grandes aeropuertos conectados con cercanías y trenes, son la clave para que este tipo de virus se propague. Así que pusieron localizadores de fiebre en esos puntos. En cuanto detectaban a alguien con fiebre le hacían el análisis y, en caso de ser positivo, hacían una línea de tres pasos: 1) aislar a la persona contagiada, 2) aislar a sus contactos y 3) aislar a todos los profesionales que habían participado en el proceso y se podían haber contagiado.  

¿Podemos pensar entonces que después de esta crisis se pondrán en marcha planes de contingencia pensando en posibles epidemias futuras? ¿Habrá más comunicación entre países para que la experiencia previa de unos y otros se comparta?

Seguro que sí, lo que pasa es que ese conocimiento se puede perder en tres generaciones. Fíjate lo que pasó con la gripe de 1918: en muchos países tuvimos la experiencia de vivir una pandemia, y especialmente EE UU desarrolló muchos planes de contingencia, pero después de que no haya ninguna generación viva que lo recuerde, es muy difícil que el aprendizaje persista en la memoria del conjunto.

Si no hay una generación de médicos viejos en el futuro que recuerden el problema de estar frente a una pandemia, y si los médicos jóvenes no han tenido muchas asignaturas de historia de la medicina en la carrera… todo esto se va a olvidar. Hay que destacar que, en los últimos años, las asignaturas de historia se han ido retirando de todos los planes de estudio, y sin embargo es fundamental que cada persona conozca la historia de su propia disciplina, para aprender de ella y no caer en los mismos errores.

Puedes leer la entrevista completa en la web de Muy Interesante